Detectamos su presencia por su canto, pero también por la cantidad de cascaras de caracol esparcidas sobre alguna piedra, ya que habitualmente rompe las cascaras de los caracoles sobre las mismas piedras o rompederos.
Muy dado a permanecer en el suelo, corre con rapidez y agilidad y a menudo da pequeños saltos deteniéndose a intervalos regulares quedando inmóvil y mirando con la cabeza ladeada hacia la superficie de la tierra en busca de sus presas, generalmente lombrices.
Lo mismo que los mirlos, come mucha fruta, pero casi siempre la que está caída en el suelo ya que prefiere fruta muy madura o comenzando a pudrirse.